viernes, 15 de febrero de 2008

XIL

Soy un puntito blanco, perdido
entre los pliegues de Tu luz oscura.
Sinembargo, no voy a regresar
a mi indigencia primitiva.

Tu, cubres con setenta mil velos,
mi necedad y mi locura.
Tu, me "arropas" en tu seno
y das consistencia a mi existencia una.

Méces mi silencio,
en Tu silencio creador
y, ¡ me fecundas !.

El beneplácito que me has dado,
me recrea y me estimula.
Siento Tu gloria descendiendo
sobre Tu humilde criatura.




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2 comentarios:

Anónimo dijo...

con este tipo de poesia siempre dudo donde está l alinea que separa lo etéreo de lo mundano.

Anónimo dijo...

A veces el mundo te sorprende y siembra tu camino de escollos, no demasiado grandes, para que no sientas el peligro, pero que van minando poco a poco tu confianza, hasta que te hacen resvalar justo donde más te duele.

Hay que saber detectarlos, superarlos y sobretodo entender que están ahi para menguar tu confianza, pero que no se merecen tal autoridad.

Cada uno busca u encuentra armas que le blinden ante el efecto de estas pequeñas batallas, quizá la poesia sea las suyas.